Van 100 días, quedan 1.360 más para recuperar la confianza y reducir estructuralmente nuestras brechas de desigualdad. Por el bien de nuestra democracia, buen viento mandatarios.
Evaluar el desempeño de los gobernantes luego de sus primeros 100 días de gestión, es una tradición occidental que nació en 1933 durante el gobierno de Franklin Delano Roosevelt, presidente de EE.UU. Desde entonces ese ejercicio de rendición de cuentas se ha convertido en una señal de confianza y una primera invitación a la ciudadanía a participar de lo público y del liderazgo de sus gobernantes.
Los mandatarios Federico Gutiérrez y Andrés Julián Rendón enfrentan desafíos estructurales provenientes del desgobierno, la polarización y múltiples acusaciones de corrupción ligadas a la administración saliente, en el caso de Medellín; y la desfinanciación y una difícil relación con el Gobierno Nacional, en lo referente a Antioquia. Ambos enfrentan retos comunes en temas como la falta de seguridad ciudadana, los impactos del turismo y la inseguridad alimentaria.
En Medellín, resaltamos la apuesta por tejer lazos entre diversos actores de la sociedad y recuperar la credibilidad y la confianza: la llegada de Federico Gutiérrez al gobierno local, afianzó las relaciones entre actores relevantes para afrontar los problemas públicos de la ciudad. De nuevo la Alcaldía se acerca al sector privado, la academia y las organizaciones sociales para trabajar en conjunto por la agenda social y económica. Un ejemplo es la Alianza Cero Hambre, que busca mitigar la inseguridad alimentaria de los hogares de Medellín.
Igualmente, la Alcaldía ha asumido de forma abierta la conversación en torno a la dinámica económica del turismo y sus externalidades tanto positivas como negativas, así como las acciones de choque en el control de la explotación sexual comercial de niñas, niños y adolescentes (Escnna). Se destaca también el esfuerzo por recuperar 25.000 niños que estaban fuera del colegio, apuntarle a 365 días de atención de Buen Comienzo y denunciar, con soportes y pruebas, más de 500 hallazgos de corrupción presuntamente atribuibles a la administración anterior.
La inseguridad alimentaria, especialmente en Urabá y el Bajo Cauca, ha sido una de las principales alertas para Antioquia en materia de política social. La solución estructural a este dolor es aún lejana, pero la decisión del Gobernador de destinar el uso del impuesto vehicular -más de $500.000 millones- en esta labor, apunta a su reducción. Un manejo eficiente de las finanzas públicas que ha conectado con la ciudadanía: a 19 de abril, el recaudo de este impuesto supera en un 20% lo recogido en el 2023.
De igual forma, ha propuesto mecanismos innovadores para financiar los proyectos de infraestructura vial que pasan por Antioquia, como el Túnel del Toyo y las vías 4G – Pacífico 1, hoy desfinanciados por el Gobierno Nacional. Vías de cuarta generación que conectan al país para la competitividad de Colombia y en las que solo los gobiernos de Antioquia han invertido más de 3,5 billones de pesos.
El contundente mandato del 29 de octubre de 2023 implica una gran responsabilidad: urge un liderazgo regional sólido y solidario con las otras regiones del país, con capacidad de ejecución en temas claves como la pobreza, la violencia y la corrupción; crítico y propositivo, que promueva un sentido integrador en medio de la diversidad.
Van 100 días, quedan 1.360 más para recuperar la confianza y reducir estructuralmente nuestras brechas de desigualdad. Por el bien de nuestra democracia, buen viento mandatarios.
