viernes, abril 19, 2024
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Las dudas razonables de las veedurías y ciudadanos de Medellín

La gestión del Alcalde de Medellín, Daniel Quintero, no ha sido precisamente, el modelo al que la ciudad estaba acostumbrado con el que ha visto una serie de administraciones que se han separado de su ideología, para poner de plano prioritario, el crecimiento y desarrollo en todos los aspectos que van desde el económico hasta el social, pasando por todos los protagonistas que se han sumado.

Medellín, lejos de reescribir su historia y negarla como es la tendencia ideológica de la izquierda con la recomposición del discurso a través de la llamada Postverdad, en la que buscan reescribir, difundir una versión de redefinición de palabras, hechos y acciones, confundiendo y amañando la historia; se ha visto agredida por el estilo de administración de Quintero, que en solo ocho meses, parece no gobernar para los medellinenses sino en contra de ellos y a pesar de ellos.

Las quejas son reiteradas y no provienen solo desde lo que, convenientemente, quiere señalar el alcalde, al ubicar las críticas en la oposición. Cuando ve que no son los opositores políticos los que se manifiestan en contra, entonces hace afirmaciones atrevidas de hacer parecer como ladrones o de fuerzas oscuras, a todos los sectores vivos, con señalamientos tan equívocos que desdicen lo que los antioqueños y el país han visto como testigos, desde las crisis que generó en la ciudad, el Cartel de Medellín: La unión de todos los sectores vivos de la ciudad, quienes unidos, la han sacado adelante hasta hacerla ejemplo para el país y el mundo.

La exitosa fórmula de unión Universidad – Empresa – Estado- Ciudadanía, acompañada por un ejercicio político responsable desde el Concejo de Medellín, los partidos políticos, las veedurías ciudadanas y los organismos institucionales de control; ha llevado a esta ciudad, a superar los más críticos momentos de su historia. Al rededor de todo esto, la sociedad civil, ahora vista como una amenaza para el mandatario local, a quienes no para de amenazar con medidas restrictivas como cortar servicios públicos a quienes no se sometan a su voluntad; es la misma que ha creado múltiplicidad de fundaciones y corporaciones de todo tipo, para sumar a la dinamización de la política social de la administración, y descargando el arduo trabajo de las pocas manos para hacer y multiplicando el impacto para atender a todas las divisiones de población desde la más vulnerable hasta las minorías sociales.

Es decir, los ciudadanos de Medellín, han alcanzado un nivel tal, que la palabra solidaridad deja de estar guardada en el diccionario y toma vida en las acciones de quienes, con amor en el corazón y respeto, ayudan a los demás a proteger su patrimonio común: La gente.

Por eso es común escuchar a visitantes de otras ciudades y latitudes del país y el mundo, sobre lo amables, atentos y colaboradores que son los paisas. Esa constante, es lo que el alcalde ha roto en cuestión de ocho meses, tratando de imponer un discurso de lucha de clases, en una ciudad que es la que mayores programas sociales ha desplegado y que ha financiado, gracias, en gran parte, al empresariado que se ha sumado, por fuera de lo obligatorio de sus impuestos; con aportes que van mas allá de lo exigido para promocionar, apoyar, genera y aportar al desarrollo del tejido social de Medellín.

Una muestra es el dinero que Postobón, Haceb, Celsia, Nutresa, Bancolombia, Suramericana, Argos, y otra buena cantidad de empresas más, de diversos tamaños; han hecho para sacar adelante los proyectos que no se podrían haber llevado a cabo, solo con el presupuesto de la administración, incluyendo las transferencias de la Joya de la Corona: EPM. Desde hace años, la ciudad entendió la improtancia de su tejido empresarial.

En ninguna otra ciudad, se ha visto tal nivel de coordinación para recomponer el tejido social que dejó el efecto del narcotráfico y el conflicto armado. Solo esta ciudad ha multiplicado el número de habitantes por cuenta de los desplazados que han sido recibidos con los brazos abiertos y reubicados en el contexto urbano con programas de apoyo y asistencia. Por supuesto, siempre será necesario más, pero en el ejercicio de las mediciones de efectividad de los procesos, el dinero invertido por las administraciones anteriores, han demostrado que el dinero no se pierde y lo pocos lunares, han demostrado la regla de que en Medellín, la unión hace la fuerza y el control funciona.

Por eso no se entiende la ruptura que Daniel Quintero hace de un modelo que no hay que reinventarlo y que por el contrario debe ser fortalecido.

El discurso y las acciones de Quintero han sido violentas, para una ciudad que se cansó, precisamente, de la violencia y que todavía hace esfuerzos por controlar brotes de este tipo. Y es que la violencia no solo termina en muerte, utilizando el concepto de los colectivos de minorías, que con razón, dividen la violencia en tipos como el psicológico. Y eso es lo que hace Quintero, violentar las instituciones construidas con esfuerzo, violentar la confianza que ha tardado décadas en afianzarse, violentar la dignidad de los medellinenses con sus insultos, insinuaciones y extrapolarizaciones al tratar de poner a unos contra otros, violentar la armonía social representada en esa relación Universidad, Empresa, Estado, Sociedad Civil.

Declaraciones violentas que han ido en contra, inclusive, de sus seguidores afectos estudiantes de la UdeA, su alma mater, a quienes les prometió un mar de rosas si votaban por él y a la primera les lanzó encima al ESMAD, o violentando el gobierno corporativo de Empresas Públicas de Medellín, Sapiensa, RutaN, Aeropuerto Olaya Herrera, Fundación EPM. Violenta la presunción de inocencia de los paisas cuando los amenaza con echarles las policía y hace uso de los empleados de Empresas Públicas de Medellín, la empresa hasta ahora más querida, como un órgano policivo con los que amenaza a los ciudadanos. Violenta a los empresarios a quienes ha declarado enemigos y los trata como usurpadores de la empresa pública que han ayudado a ser la más exitosa de todo el continente. Violenta a los contradictores políticos a los que margina del diálogo democrático y a la sociedad civil reunida en veedurías que siempre han sido propositivas ayudando a expandir los ojos de los mandatarios para que funcionarios descarrilados no se aprovechen de lo público y que siempre han ayudado a vigilar.

En su discurso de película, ahora trata las iniciativas ciudadanas como las fuerzas oscuras que caricaturiza con su séquito, ridiculizando la labor ciudadana en memes ofensivos que, con descaro, atribuye en su autoría a las mismas “fuerzas oscuras” que él mismo ha definido, desinformando y confundiendo.

Al comienzo todo entraba dentro de la sospecha del mandatario principiante que comente errores que se le perdonaban, dentro del margen de oportunidad y tolerancia que una ciudad civilizada como esta, le daba, aun cuando sus dudosos apoyos de campaña, lo pusieran en una mirada recelosa. No obstante, los paisas, esperaban construir confianza, pero no fue así. Los ciudadanos, alcanzaron a solidarizarse con él, su hija y su esposa, al conocerse la delicada situación de salud de la niña quien fue transplantada. Si bien había críticas en el sentido que ese drama tan personal que involucraba a una menor, fuera ventilada en los medios y redes sociales y aprovechado políticamente para elevar su imagen; también es cierto que esas críticas se apagaron solas porque nadie se mete con un drama de salud personal tan delicado. Es más, hasta esos mismos críticos se solidarizaron y rodearon al la familia del alcalde. Y no podía ser de esa manera. Los paisas, son esencialmente solidarios.

Pero su actual ya había dado visos de incompatibilidad con la tradición de esta ciudad que he ha hecho a puslo. No fue bien recibido el apoyar marchas y la destrucción vandálica de lo que en Medellín ha sido intocable por civismo. El Metro, la infraestructura urbana, los negocios de quien ofrecen empleo, los bancos y los hoteles. Siguió financiando las marchas pagando con el dinero público el agua y los refrigerios de quienes destruían lo que con los impuestos ciudadanos se hace, rematando con salidas en falso y frases ofensivas que en venganza, le valieron el apodo impuesto por la ciudadanía de Pinturita, tras la ridícula respuesta de que los daños se arreglan con “pinturita”.

El actuar del alcalde ya se comenzó a desvelar como un estilo de irrespeto y lo hizo con los médicos de la ciudad a quienes ignoró y desconoció.

Luego las cosas fueron a peor. Llegaron los escándalos, uno tras otro y con ellos, las disculpas para hacerle el quite a la crítica, con más salidas en falso que agravaron las cosas. Recordar por ejemplo las denuncias de acoso sexual que se dio para la época del día del padre, a lo que su reacción fue comprar medios de comunicación para que hablaran bien de él como padre de familia; escándalo que se creció no pudo contener y el escándalo se creció por las denuncias de la práctica de compra de conciencia de medios de comunicación ofreciendo pauta.

O como aquella otra salida en falso tras divulgarse que sostuvo una fiesta cuando estaba ya contagiado de Covid y cuando él mismo las había prohibido reuniones con un decreto. Esa fiesta con motivo de su cumpleaños, trató de desvirtuarla proponiendo 0tro exabrupto que iba en contra de la misma ley y la constitución, como fue proponer que cortaría los servicios públicos, que le valió la llamada de atención del mismo personero municipal, quien prácticamente le recordó que no conocía la ley.

 

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