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jueves, abril 25, 2024
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Daniel Quintero le dañó la navidad y el año nuevo a las familias y se llevó la reactivación económica por delante

Por: Andrés Felipe Rodríguez*

La improvisación, la falta de visión, de coherencia, de proyección; la ausencia de gobierno, la egocéntrica forma de actuar, pensar y proceder; la manipulación de las versiones, la mentira reiterada, la falta de conocimiento de Medellín y los desaciertos constantes; le han pasado a los ciudadanos de esta ciudad la factura de cobro de lo que fue una pésima elección.

Suele decirse que cada pueblo tiene los gobernantes que se merece, pero en realidad, Medellín no se merece la mala fortuna de verse guiado por el peor alcalde que se haya tenido en décadas.
Medellín no se merece que un aparecido del que hay denuncias serias que investiga la Fiscalía sobre cómo compró los votos para llegar a ser alcalde, acabe con la ciudad, con la economía local, que ataque y quiera acabar con el tejido empresarial, que rompa el círculo virtuoso de Estado, Academia, Empresa; que destruya el empleo, que quiera debilitar la fortaleza de la tradición paisa y que atente contra las creencias y religiosidad de las mayorías, que desgaste a la ciudadanía y ahora rompa con la alegría de las familias.

La improvisación, el mal ejemplo, la manipulación con la que ha ejercido este casi primer año de mandato y la pésima gestión de la pandemia, acaba de llevar a que se apague la navidad representada en los alumbrados, que las familias no puedan reunirse con responsabilidad, que la soledad embargue a quienes tuvieron la desfortuna de tener un número par o impar en una cédula y que la ciudad termine encerrada por la falta de gestión y la incapacidad de un mandatario.

Para nadie es un secreto que el Covid es real, que se cobra vidas y que existe una sociedad indisciplinada; pero es cuestión del mandatario, haber utilizado todo el tiempo de encierro para tomar las medidas necesarias que permitieran que existiera una capacidad hospitalaria suficiente para no tener que encerrar a la gente en el peor momento del año.
Y es que Quintero sacrifica con las improvisadas medidas la subsistencia de miles de familias que por esos días buscaban tratar de recuperar lo perdido durante el año. Acaba de aniquilar el poco turismo que podía llegar para estas fiestas y de ignorar la millonaria inversión que hoteles, bares y restaurantes hicieron para cumplir con los protocolos de bioseguridad que el mismo alcalde exigió. Quintero aniquiló la esperanza que se supone, ofrece la navidad por su falta de gestión.

Para el alcalde fue más importante durante el año, gastarse el dinero de la salud en crear puestos para sus familiares y los de su esposa, crecer los gastos administrativos en secretarías para las minorías no representativas ignorando que la democracia es el valor en las urnas de las mayorías y que justo las suyas fueron conseguidas en medio de la duda ética de como las consiguió.

Con las medidas tomadas este fin de año, el alcalde demostró una vez mas que no actúa con responsabilidad sino con la improvisación de quien no sabe administrar, ni priorizar y en cambio de quien actúa sin autoridad moral. Hasta hace unos días se denunciaba cómo sus funcionarios intocables violaban las medidas de la alcaldía y el mismo alcalde ha quedado en duda por su comportamiento.

Medellín, siempre había sobresalido en el país por las noticias positivas sobre su desarrollo pujanza y porque sus líderes se destacaban por sus logros; pero este año, la ciudad ha sobresalido por las controversias y los escándalos de su alcalde.

La falta de compromiso del mandatario no le permite sentir la ciudad y a sus ciudadanos. Incentiva una lucha de clases inexistente buscando poner en contra a los ciudadanos entre ellos mismos y su torpeza ha dejado en una difícil situación a las Empresas Públicas de Medellín. Hasta la fecha, el escandalo causado con la supuesta demanda a los contratistas de Hidroituango, lo único que ha traído es mas atrasos en el proyecto; y hoy por hoy, pagamos mas caros los servicios públicos en hogares y empresas, pues el costo de los intereses que paga EPM se elevó por la baja en las calificaciones crediticias de la compañía.

Quintero quiere imponer el modelo de ciudad fallido que ha sostenido Bogotá. Para ello ha llenado puestos con personas provenientes de la capital que no conocen la ciudad ni su idiosincrasia a modo de pago de favores políticos con los que burocratiza también la administración.

El alcalde deja de lado la experiencia y la capacidad de quienes por años han servido a la ciudad para remplazarlos por personas sin trayectoria solo por compromiso político. Es así como maneja la ciudad a tientas al ensayo error.

Este comportamiento enfermizo lo complementa con su tendencia a la mitomanía crónica y su egocentrismo que le complica la vida en cada trino o mensaje que publica solo por el afán de ser visto. En el fondo, todo parece indicar que el alcalde de Medellín es una persona solitaria, con ausencias que no puede llenar y para lo que encuentra la imperiosa necesidad de dar de qué hablar solo para sentirse acompañado por quienes le responden sus mensajes de redes sociales, que a propósito, son los mimos de su círculo de aplausos.

Su nefasta administración fue evidente muy temprano. Los paisas se dieron cuenta de la clase de persona que gobierna la ciudad y por ello surgieron casi que simultáneamente, por lo menos seis grupos diferentes de revocatoria que para estas fechas, han pactado unir esfuerzos para llevar, organizadamente ese cometido.

La revocatoria al mandato como mecanismo de participación ciudadana nace del pueblo y como suele decirse, la voz del pueblo es la voz de Dios y seguramente, con este craso error de quitarle al pueblo la navidad en el peor año que jamás han tenido las generaciones que conviven actualmente, encontrará más gente que se una a ese objetivo.

No bastó que Daniel Quintero se llevara por delante con su mal manejo de la pandemia, el empleo, los negocios que tuvieron que cerrar, la tranquilidad de las familias, la salud, la seguridad; sino que además se llevó la alegría navideña, la unión familiar y la esperanza. Para colmo, ante el temor de una desobediencia civil colectiva, amenaza con medidas policiales en contra de la población cuando no ha intervenido ni fiestas, ni manifestaciones en donde se violan los protocolos que él mismo dictó.

Suficientes son las restricciones y protocoles que tienen los negocios, debería empezar por mover todos los vendedores informales sin permisos que hay en el centro, ya que los formales están pagando los platos rotos; y como un acto piadoso con ellos, los hubiera reubicado y llevado a una feria decembrina en plaza mayor, ya que está no está en uso actualmente, y así aprovechemos el espacio que es bastante abierto; y la economía se mueve y se respeta el derecho al trabajo que todos los ciudadanos tenemos.

En todos los barrios de Medellín hubo fiestas hasta el amanecer durante el último fin de semana, y se suponía que estábamos en toque de queda. No creen que hubiera sido más sencillo, pedirle a la gente que, si quería hacer rumba callejera, se les prestaba el servicio de acompañamiento con policía, defensa civil y ambulancia; y simplemente se instalaban puntos móviles de desinfección y se vigilaban los protocolos. Hasta con eso se podría movilizar el comercio invitando a los bares y restaurantes llevar la oferta gastronómica a cada barrio; y más bien decirle a la gente, yo les llevo la rumba bajo estrictos protocolos; y así, de manera pedagógica, se empezaba desde el 1 de diciembre a explicar cómo iba a ser la navidad este año. Pero sin conocer a Medellín, es muy difícil entender que le gusta al ciudadano, y respetar sus tradiciones, lo que lo hace feliz.

La creatividad no es una cuestión inherente en el ser humano. Pero un alcalde, debería tenerla como obligación y debería ser parte de su personalidad; nadie, puede quitarle a la gente lo que le gusta, lo que llevamos como arraigo. Pero como pretende que no estemos felices si ha permitido marchas canábicas y manifestaciones vandálicas, que lo único que hizo fue generar más contagios.

Ya se verá como tal vez se baje la ocupación hospitalaria en las cifras maquilladas y manipuladas que suele hacer y mostrar como triunfo, pero también se verá el crecimiento de la insatisfacción social. Nunca antes, un alcalde había tenido tantos sectores descontentos manifestándose en contra de sus medidas. Gente encadenada y en huelga de hambre y denuncias consecutivas que, seguramente, tendrán eco.

No se sabe que ha sido peor para Medellín, si la pandemia o tener al alcalde Daniel Quintero justo en medio de la pandemia.

*Presidente Corporación Medellín Cuenta Conmigo

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