Por: Claudia Posada
Si algo se demostró este martes 26 de enero, gracias a las disertaciones de algunos de los participantes en el recinto del Congreso, durante la Audiencia Pública sobre los asuntos relacionados con el Plan de Vacunación para el control del Corona Virus Covid-19 en Colombia, es que podemos sentirnos muy orgullosos en cuanto a médicos especialistas docentes, investigadores y estudiosos de las áreas que, de alguna manera, se relacionan con el tema de la convocatoria que a buena hora hizo la Comisión V del Senado. En sus exposiciones, a pesar del escaso tiempo que se les dio, probaron con elocuente dominio de lo tratado, que como colombianos debemos oírlos más, son verdaderas autoridades competentes y éticos. Escenarios de foros y debates de gran calado, nos permiten entender que estamos prestando mucha atención a las babosadas de funcionarios y representantes de algunas ramas del Estado en las que abundan los discursos ajenos a la transparencia que los ciudadanos necesitamos, particularmente en medio de tanta incertidumbre mundial.
Definitivamente, -y para mencionar solamente las universidades que ellos representaron en la Audiencia Pública- en la Universidad Nacional (Laboratorio de Biología Molecular) y en las Facultades de Medicina y Salud Pública de la Universidad de Antioquia, tenemos eminencias. Nuestro sector académico en el campo de las ciencias de la salud, es de excelente calidad. Respetables seres humanos, hombres y mujeres, que dedican sus vidas a transmitir el conocimiento, legado que parece ignorarse por su trabajo casi siempre silencioso, opacado por ciertas peroratas de la clase política que pretende atribuirse saberes francamente irrisorios en muchos de sus exponentes.
Por fuera del sector científico y académico, hubo otras intervenciones muy interesantes en las que coincidieron al presentar interrogantes fundamentales afines con el plan de vacunación en Colombia; por lo tanto, creemos de suma urgencia que los estamentos relacionados, así como los organismos de control, las fuerzas vivas ciudadanas y entidades gubernamentales de todo orden, deberían promover y facilitar el cruce de información y la articulación del caso para no agudizar las incertidumbres que despiertan en la población, pues no nos estamos sintiendo sujetos de bienestar sino objetos de manipulación y mentiras.
No es del todo desconocido lo reiterado por los más independientes, sensatos y transparentes participantes en la Audiencia Publica mencionada, con respecto a las EPS como negocios nefastos que gozan de ciertas complacencias gubernamentales de imposible aceptación, y ni qué decir de la industria farmacéutica que hoy disfruta seguramente complacida porque fue seleccionada sin chistar por el gobierno colombiano; el mismo que extrañamente no buscó otras alternativas en este mercado oferente de vacunas, entre las que podrían encontrarse otras mejor opcionadas para las situaciones que enfrenta Colombia por los niveles de pobreza de ciertas regiones, la precariedad en el suministro de insumos, y demás aspectos inconvenientes para asumir un plan de vacunación oportuno, de plena cobertura, racional en la fijación de objetivos y metas.
La pandemia no solamente destapó amores prohibidos, agilizó separaciones y empeoró la violencia intrafamiliar; peores signos de alarma para alertar a toda la población nos compartieron los que sí saben de lo que se nos avecina por la ineficacia, desde lo nacional, para disminuir las cifras de contagios y muertes que nos sitúan hoy en lamentables primeros puestos, en la región y el mundo. Del plan de vacunación apenas hay un borrador sin cronograma, y tal vez sin metas de cumplimiento por regiones, no se nos ha dado a conocer. Para resumir, ahora, más que hace un año, somos cada uno de los colombianos los responsables de nuestro propio cuidado, mientras no haya vacuna asegurada; y ni siquiera así, pues su aplicación parece no garantizar al 100% que responda por nuevos brotes o en definitiva y para siempre no adquirir el virus y someternos a sus consecuencias. Controlémonos lo máximo posible nosotros mismos y oigamos las recomendaciones de los que saben: Si es que se abren más escenarios para compartir el conocimiento, además, si nosotros buscamos espacios para informarnos debidamente, y si cerramos las puertas a las babosadas.
