Por: Andrés Guerra
Carta a un amigo. Nunca olvidare cuando un día le pregunte a Uribe que podíamos opinar de Juan Manuel Santos y respondió “Andrés, la Lealtad cuando hay que rogarla, no sabe a nada”. De ese talante han sido los permanentes conceptos que he recibido de un hombre sencillo, que no muestra ninguna característica de soberbia, impresiona por su manera disciplinada de trabajo, que tiene un apetito voraz por el dulce: “Andrés, luego que terminemos el evento, buscamos una mazamorra con gelatina blanca de pata, que acá es la mejor.” Me decía al llegar al municipio de Concepcion-Antioquia en 2017.
Un hombre que es prudente en las victorias y tranquilo en las derrotas. Un día antes del plebiscito en 2016, le dije, jefe, los municipios me indican que es posible que en Antioquia ganemos con el No. Antioquia va a responder”. Y me decía “Ojalá Andrés ojalá, Dios lo oiga, esos paisanos nuestros son leales”.
Si me preguntan si estoy golpeado, sí estoy muy golpeado, pero con la tranquilidad de saber con los kilates de persona que compartí estos 21 años. Me duele ver tantos escenarios, donde no se juzga de la misma manera.
Hace poco con la decisión en contra del Gobernador Aníbal Gaviria lo llamé y le dije qué línea sugiere y me dijo: “Andrés es una obligación rodear a Aníbal, el momento que vivimos requiere la solidaridad a la jerarquía”.
Un hombre que siempre invita a ser demócrata, a combatir con las ideas, a ser duro con los argumentos y noble con las personas. Puedo confirmar y dar fe que en todos los recorridos que realizamos juntos en dos campañas a la Gobernación, jamás escuché una mala palabra, un mal consejo, un mal mensaje, una mala compañía.
En 2015 cuando iniciábamos la primera campaña a la Gobernación me dijo: “Andrés a partir de hoy ninguna reunión suya puede ser a solas, siempre que exista un testigo de lo hablado”.
Ese es el talante de un hombre que conocí en el 2000 y hasta hoy he seguido en todos los territorios de nuestra geografía. El último día de la campaña a la Gobernación 2019 (26 de octubre) me dijo “Andrés, formé un líder”. Y acá estoy Jefe, en la primera línea de batalla, esperándolo libre.
Su amigo. Andrés
